domingo, 21 de abril de 2024

 


   

Alberto Pellegata / Hipótesis de la felicidad


Traducción de Mario Pera



©Antonio Riccio                                                                   Alberto Pellegatta






















Figura destacada de la poesía italiana, Alberto Pellegatta siempre ha tenido una voz muy original. Surrealismo y desencanto son los elementos más destacados de su poesía, ahora recogida en Hipótesis de felicidad, que se manifiesta también con fuerza en la estructura del verso. Pellegatta, ganador de la primera edición del importante Cetonaverde Poesia (2005), confirma con este nuevo libro otro paso hacia la unificación de lo más elevado con lo más bajo, de lo lírico con lo cotidiano. A la densidad del verso se une la versatilidad de un canto más prosaico, con un tono de leve sarcasmo capaz de confrontar lo absoluto y lo provisorio, tanto en la pereza de un atardecer como en las páginas de su provocador bestiario. Autor de L'ombra della salute (Mondadori, 2011), en Hipotesis de felicidad (Ril, 2023) inicia un recorrido que reflexiona sobre el hecho de ser poeta, sin caer en lo metaliterario, sino, por el contrario, con una creatividad que se traduce en gestos cotidianos, donde muchas veces se oculta la poesía a la espera de alguien que sepa tocar la llama.

Mary Barbara Tolusso



Presentamos una breve selección de poemas de Hipótesis de felicidad en traducción de Mario Pera. 


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Dejar todo en orden para hacer como que no hubiera nada
–pastillas y terrazas son mejores que fusiles y afeitadoras.

Seca bajo las matas de mirto.
Se arquea inconsolable
el azul rufián de los hospitales.
Nunca duerme,
ni siquiera cuando las bestias flaquean
parece un corazón robusto.

La pena tiene horario de visitas.
No basta esta superficie
aunque se extienda en un milagro.
Demasiado rudimentaria, con pocas pretensiones
aún, demasiado acústica, sin ser todavía
la huella de los animales sobre la nieve. Sin verbos
funcionaría igual, puro estilo
sin significado. Sin manos que lavar.

Siempre un bien circunstancial, una fantasía
de algodón. Olvida ser un teléfono
para convertirse en un cariño. Escríbeme al dorso.

También desaparecería de otros departamentos
cubierto por un blanco sin fibra –masacres que aceleran
las armonías naturales. Aunque con otras actitudes.

En tus vasos el agua se convierte en asma.
Tal vez un agotamiento, con grandes alas
como un alivio. Luchan los bisontes en la niebla.

El dolor sale aceitoso del grifo mal cerrado.
En la cavidad de la rodilla donde te pica.
Por eso las descargas, el trauma, no para recuperar
el equilibrio, no para formar plazas o tendencias
sino para desobedecer a la naturaleza y que, poco a poco,
se convierta en libertad. Dulces disparos iluminan la noche.
Para cada forma, su contrario. Desmoronarse
para mejorar.





Lasciare tutto in ordine per fare finta di niente –
pastiglie e terrazze meglio che fucili e rasoi.

Asciuga sotto cespugli di mirto.
Si inarca inconsolabile
l’azzurro ruffiano degli ospedali.
Non dorme mai
neppure quando cedono le bitie
sembra un cuore robusto.

La pena ha un orario di visite.
Non basta questa superficie
se pure si allungasse in un miracolo.
Troppo rudimentale, di poche pretie
ancora troppo acustica, ancora non 
impronta di animali nella neve. Senza verbi
funzionerebbe lo stesso, puro stile
senza significato. Senza mani da lavare.

Sempre un bene di circostanza, una fantasia
su cotone. Dimentica di essere un telefono
per diventare affetto. Scrivimi indietro.

Sparirebbe anche da altri appartamenti
coperto da un bianco sfibrato – eccidi che accelerano
le armonie naturali. Pure con altri atteggiamenti.

Nei tuoi bicchieri l’acqua diventa asma.
Forse un esaurimento, su grandi ali
come un sollievo. Si battono i bisonti nella nebbia.

Il dolore esce oleoso dal rubinetto chiuso male.
Nell’incavo del ginocchio dove prude.
Per questo le scariche, il trauma, non per ritrovare
l’equilibrio, non per formare piazze o tendenze
ma per disobbedire alla natura, che poco a poco
diventi libertà. Dolci sparatorie richiarano la notte.
Per ogni forma il suo contrario. Andare in pezzi
per migliorare. 



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Desorientado puede volverse
submarino, mientras la ciudad,
plana como un afiche,
patina simétrica
−con sus violentas miniaturas.

Los uniformes de los bomberos mientras descansan:
sirenas de escenarios destruidos.

Se abre la avenida como un cóndor.
No solo muebles de jardín
sino también escenas de axilas y brazos.
Pronto un ciego pintará fuera de los bordes
y los perros volverán a volar.





Spaesato può diventare
sommergibile, mentre la città
piatta come un poster
pattina via simmetrica -
con le sue miniature violente.

Le divise dei pompieri mentre riposano
Sirene di scenari sfasciati

Aprendosi il viale come un condor.
Non soltanto mobili da giardino
ma scene di ascelle e braccioli.
Presto un cieco colorerà fuori dai bordi
e i cani torneranno a volare.








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ALBERTO PELLEGATA (Milán, 1978) Es crítico, traductor y editor. Estudió en las universidades de Milán y Barcelona. Ha publicado las colecciones de poesía Matinata larga (2001), L’ombra della salute (2011) e Ipotesi di felicità (2017). Ha obtenido los premios Bienal Cetona, Nacional de Meda y Amigos de Milán, entre otros. Ejerce la crítica en periódicos y revistas de su país, y ha colaborado en volúmenes como L’artista, il poeta (Skira, 2010) y Velocità della visione (Mondadori, 2017). Ha trabajado como editor y en la actualidad dirige Taut Editori. Mantiene el blog albertopellegatta.blogspot.com


MARIO PERA (Lima, 1991) es poeta, ensayista, diseñador gráfico, abogado. Estudió en la Universidad Autónoma de Barcelona (España). Se desempeña como periodista cultural en la revista Prestigia. Ha publicado los libros de poesía Preparaciones anatómicas (2009), Ruido Blanco (2011; 2015 y 2016), The Most Natural Thing. New American Poetry (junto a David Keplinger, 2016) e Y habrá fuego cayendo a nuestro alrededor (2018), entre otros. Es director de la revista web literaria y editorial Vallejo & Company.





lunes, 5 de febrero de 2024


   

Ángela Serna / Máscaras para no enloquecer




©Patricia Furlong                                                                              Ángela Serna


























Nuno Júdice, en Las máscaras del poema, afirma que escribir poesía en el mundo actual es un modo de conservar lo que, día a día, vamos perdiendo: el ser en el tiempo, la identidad del yo en la disolución del sujeto devorado por el movimiento del mundo. […] Hay quien lee por entretenimiento, de manera superficial. Hay quien lee en profundidad, con trascendencia, archivando lo leído: indagación fértil que enriquece al conocimiento, afianza entendimiento, libertad y bondad de quien leyó. Ángela Serna, para conmovernos, se mueve «entre un yo, un tú y un nosotros». Asume visceralmente que escribe como vive, también como lee. No se conforma con que la vida le roce. Ella se deja atravesar por la vida. No lee humo sino fuego. Razones por las que en sus Máscaras para no enloquecer encontramos tanta sustancia, tanto fundamento, tanto saber. 

Esta voz distinguida destaca entre el coro de voces convocadas para el diálogo, en un ejercicio ejemplar de intertextualidad. Éste no es un libro culturalista. Antes bien obra fundacional del yo gracias a los mundos «visitados», cimentación de una sólida personalidad. […] Poesía es la sustancia espiritual y material de que está hecho el poema. Y los poemas, aquí, son sustanciosos. Tratan de la vida, de la duración y el transcurso («carruaje del tiempo»), del miedo («locura y cordura son solo palabras […] con ojos con piel con insomnio y temblores»), de la soledad («Estás solo en un mundo indiferente»), de la muerte («Cada día te acercas más / al lugar donde se esconde el sol»). Pero «la muerte es ilegal»; así que se alza la resistencia en un espacio-tiempo de nihilismo habitable («escribí la biografía de Nadie»). Las llamas que ven todos son fuego destructor. El poeta que lo es, la poeta que lo es, ven en cada llamarada la llamada interior hecha de luz. Así Ángela Serna. Así su poesía.

Ángel Guinda




Se publican aquí poemas de las tres partes del libro Máscaras para no enloquecer, Ed.Celya, 2017: Somos aquello que leemos, Sin ruido y Un Beethoven cualquiera en la Novena.



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Primera parte 

Somos aquello que leemos



III

Fueron tiempos de grandes añadas.
Pero eso se aprende mucho después.
                                 Carmen Borja



Hoy quiero acumular desaprendizajes para cuando 
florezcan los árboles y pueda, por fin, ser 
infractora 
de manual.

Mañana iniciaré mi primer exilio de la mano
de Heráclito.

Necesito cambiar.
No reconocerme.
Ser otra.

Mañana
abandonaré la casa.

Sobreviviré.





XIX

No debería dejarse /al arbitrio
de lo fugaz la frágil sustancia del poema.
                                       Noni Benegas


Desconozco la razón por la que un día
escribí la biografía de Nadie.

¿Y si Nadie fuera el único superviviente
de un planeta llamado NO ?

No hay tiempo.





XXII 

He vivido entre los arrabales, pareciendo 
un mono, he vivido en la alcantarilla
transportando las heces.
                           Leopoldo María Panero


Me dijiste 
«soy sólo una herida en la pared.» 
Y yo te creí.

Aquel lugar de muros fríos y olor a meados
y a sudor da forma, desde entonces,
a mi territorio del miedo.





XXIX

Si el hombre sintiera de verdad,
no habría civilización.
                     Fernando Pessoa



Un día escribí la biografía de Nadie.
Confesé ser parte de una trinidad.

Pessoa me reveló que soy plural:
el plural de nadie.

Que las máscaras
mantienen a raya la locura.

Que vivimos en la intersección. En ese lugar inestable
donde locura y cordura son sólo palabras, a veces trabadas,
a veces libres, palabras con ojos con piel con insomnio
y temblores; palabras de piedra palabras de olores
palabras-palabras mujeres y hombres.

Susurros que dispersa el viento. Palabras.

¿Por qué será que no me sorprende
el exceso de desasosiego depositado
en estas líneas?






Segunda parte 

Sin ruido


I

No te acomodes en la herida.
Descubre la grieta por la que supura el dolor
y retorna al aire.






Tercera parte

Un Beethoven cualquiera en la Novena


III

Despacio,

      como cuando acaricias la piel de un bebé,
se alza el sol tras la colina.

Sueñas con partir hacia lejanas tierras
         ajeno a la tragedia que te acecha.

Con el tiempo aprendes
            que el verdadero viaje
es siempre interior.


(Grieg, Peer Gynt, suites 1 y 2)





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ÁNGELA SERNA (1957, España) es poeta. Fue creadora y editora de la revista Texturas-Nuevas dimensiones del texto y de la imagen. Organiza desde 2006 el ciclo Cita con la poesía: encuentros con poetas y artistas de otras disciplinas. Ha traducido al español poemas de autores franceses y la obra de Michel Butor Description de san Marco. Tiene una veintena de poemarios publicados, algunos traducidos al francés, al euskera, y parcialmente al italiano, rumano, griego y chino.



 

martes, 9 de enero de 2024


   

Tere Irastortza / Llenabais el mundo





Tere Irastortza





















La poesía de Tere Irastortza es, quiero decirlo con admiración, asentamiento, poso lento, de vivencia personal. La poeta mira hacia adentro y busca en un recorrido vital en el que la lengua, el vehículo de la escritura, es doble. Y eso le hace descubrir un peso, la obliga a hacer una elección. Cuando aparece la necesidad de elegir, cuando surge una dificultad de tanto calado, y la persona se ve obligada a cuestionarse y a cuestionar todo el entorno recibido, salta la luz.

Conviven dos formas de comunicar, lo que la poeta descubre en su manera de acercarse al entorno, y aquello que acaba imponiéndose a la hora de destacarlo en la escritura. Dos conceptos, elige uno pero ambos conviven, se complementan, insisten y se salta a la superficie algo nuevo, para darle un sostén a una peculiar y definitoria experiencia. Y por todo eso la lengua tiene un peso, que hay que ir limando, definiendo, cortando, hasta dejar el lenguaje en pura médula, arrancando capas de lo evidente, y destacar aquello que punza.


Rodolfo Häsler




Publicamos una selección de poemas de Llenabais el mundo. Mundua betetzen zenuten (Olifante, 2022) en traducción de la propia autora. 


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Recuerdo que comentabas
que ella olvidaba cubrir la comida en el frigorífico, 
y que temías que desvariara,
pues últimamente cambiaba de lugar 
los zapatos y otras cosas por el estilo. 
Pero no, por lo que sé,
nada de eso ha sucedido.

Recuerdo que solía responderte
que también para mí, por alguna razón, era importantísimo 
cubrir la comida,
y ya ves, ahora, en cuanto me enfado, 
no la tapo
aunque los aromas se enturbien 
y el enfado apeste;

y para me digo
todo es igual
qué más dará lo que no importa.

 



Gogoan dut batzuetan esaten zenuela 
hozkailuko jana tapatzea ahazten zitzaiola 
eta nahasia ote zebilen irizten zeniola, 
oinetakoak eta gauzak
behar ez ziren tokian uzten zituelako. 
Ez da horrela izan, baina,
nik dakidala, behintzat.

Gogoan dut erantzuten nizula
niretzat ere, zerbaitengatik, garrantzia zuela janaria estaltzeak, 
baina, orain, haserre-aldi batek inarrausten nauen bakoitzean, 
neuk uzten ditut estaltzeke janariak hozkailuan,
eta nahastuak dauzkat usain guztiak 
eta kiratsa dario hasarreari,

eta nire kolkorako diot 
berdin zaidala ia dena, 
eta berdin dela hori ere.




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Veleros
que parecen gaviotas pausadas sobre el mar.

Te siento
imaginando cuánto quedaba por hacer,
primero pletórica
y luego
desolada al concluir que no podrías acabarlo.

Te siento mirando a lo lejos,
cuando ya todo resulta distante
o demasiado tarde hasta para lo que está a mano,

rogando tal vez para que una gran ola te adentre
más allá, algo más adelante,
donde el mar se rompe e irrumpe espumada frente a los roquedales,
te siento mirando fijamente al fondo.

Los veleros parecen gaviotas sobre el mar, sí,
mientras para Szymborska la realidad
también exige que digamos que la vida continúa.






Belauntziek
itsasoan pausatu diren kaioak ziruditen. 

Sentitzen haut
egin gabeko guztiak irudikatzen;
pozarren aurrena,
eta gero,
egin ezinetara etortzean abailduta.

Sentitzen haut urrunera begira
denak urrunegi dirudien momentuetan
eta eskura daudenentzako beranduegi iritzita,

agian itsasoko olatutzar batek eraman hazan eskatzen,
aurreraxeago
itsasoa harkaitz baten aurka apurtzen eta apartzen,
sentitzen haut sakonari so.

Belauntziek itsasoan pausatu diren kaioak ziruditen, egia,
baina Szymborskak zioena, errealitateak exigitu ere egiten du
bizitzak badarraiela esatea.





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Una breve historia de casi todo (1)


Una puede comprender la historia de casi todo, de cuclillas ante la mar,
inmóvil, solo con olvidar los chillidos de las gaviotas en los acantilados,
y antes de percibir súbitamente
el gimoteo de alguna que otra gaviota solitaria,
tan persistente como el lamento de un niño apaleado. 

Pero en cuanto prestas atención, vuelves a percibir 
incluso la gota que fluye entre rocas
en bajamar,
en un remanso de agua recién formada, y 
sientes sobre la roca
que los zapateros de aguas quietas reverberan. 

Y en esa quietud, para cuando el griterío ha minado tu cerebro, 
puede una haber acabado por comprender la historia de casi todo,
más allá de las palabras, incluso,
incluso a expensas de nombres que nadie le haya enseñado, y 
puede haber aprehendido todo un mundo a nuestra espera en 
un remanso de agua, 
entre rocas,
en las que un diminuto pozo permite al mar huir y regresar. 

Si hubiera quien lo observara, percibiría la escena 
          ralentizándose apenas unos segundos,
y sin embargo, cualquiera puede mentalmente calibrar lo 
que supone la millonésima parte de una billonésima 
               parte de un segundo
para conformar nuestras vidas con casi todo,
                    en cada ocasión. 





Ia denaren historia labour bat (1)


Ia denaren historia uler lezake batek pikotxetan itsaso-aurrean jarrita,
gelditasunean, labarreko kaioen txilioez ahazterako, eta 
halako batean akordatzerako
kaio bakartiren baten aien-sumina
haur jipoitu baten zotin luzea bezalakoa edo izan daiteke. 

Adi jarri orduko, baina, aditu egiten da
nonbaiten isurtzen den tanta baten soinua bera ere arroka artean,
marea behera dagoenean,
une bat osatu duen ur-geldi putzuan 
eta kanaletako zapatarien antzera ur 
azalean arrokaren gainaldean 
mozorroek eragindako uhinetan
ura kizkurtzen sentitzen denean. 

Eta gelditasun honetan eta kaioen txilioak burmuinera eraman orduko,
ia denaren historia ulertua izan lezake batek, 
hitzetatik harantzago ere,
inork erakutsi gabeko izenik ezean ere,
guretzat eta guregatik lasai izan den mundu osoa ulertu ere, 
ur-putzu batean,
arroka artean,
itsasoari joaten eta etortzen uzten dion putzu baten aurrean. 

Begira dagoenen batek neurtuko zukeen segundotan bizipena;
          eta norberak, berriz, igarria du ez 
dela minutuaren mila miloiko miloirena ere ia 
denarekin bizitza osatzen duen aldi bakoitza,
                    aldian-aldian.




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Queridos
todos, desde hace tiempo
deseo sobrevivir
como los osos en invierno;
en letargo,
como los osos en invierno, sí;
sin padecer hambre, ni sed. 

Existo, ciertamente, 
pese a haber deseado mantenerme en el núcleo de la imposibilidad de ser.
Todavía existo aquí.
Pronto estaré lista,
toda corazón,
aunque osa cansada,
pues he dormitado con vuestros latidos,
y he preferido, sí, que este largo invierno no acabara.

Todo permanece conmigo,
existe ya aquí, en mí,
y aquí existo, por lo tanto,
por ser.





Hartzak
neguan bezala
-iraun nahi izan dut, eneok,
aspaldi honetan;
hartzak neguan bezala
hartu dut arnasa eta egin dut lo.
Ez naiz gose, egarririk ez.

Izan ezinean egon nahi izan dut,
eta nago.
Hemen nago oraindik.
Laster izango naiz prest,
bihotz osoz,
zuen bihotz taupadetan lokartu den
hartza nekatua izan naizen arren,
negu luze batetik atera nahi izan ez duena izan arren.

Dena nirekin da orain, baina
hemen dago, nigan,
eta hemen nago, beraz,
izateko.




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Al límite: Una línea –un segundo– una cañada entre lo finito y lo infinito– entre la nada y el todo: una sola cuestión, 

       una duda tal vez o un tal vez...

Si todo no será, finalmente, nada –si la nada no proviene del todo– si todo no es, incluida la nada– todo lo que es. Y un filamento de esta línea, una pita, que puede sajar la vida en la epidermis misma; cuestión, esta, tan incisiva como el filo de una navaja, capaz de herirnos y hacernos desangrar. 





Mugan: Lerro bat, segundo bat; erreten ikusezin bat dago infinitoaren eta finitoaren artean, ezerezaren eta denaren artean, galdera bakarra, 

       zalantza bat edo...

Dena ez ote den, finean, ezereza; ezereza ez ote datorren denean; dena ez ote den, den guzti-guztia, ezereza barne. Eta lerro horren hariak, pitak bezala, ebaki egin lezake bizi- mintza; eta galdera horrek, bizarra egiteko labanaren ahoak bezain sarkor ebaki egin eta odolustu gaitzake. 





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TERE IRASTORTZA GARMENDIA (1961, Zaldibia) es profesora, creadora del master de escritura Idazle Eskola en UNED-Bergara. En 1980 publicó su primer libro de poesía, Gabeziak (Premio de la Crítica de poesía en euskera) y desde entonces ha publicado, entre otros, Hostoak. Gaia eta gau aldaketa (1981, accésit del Premio Resurrección María de Azkue) y Glosak esana zetorrenaz (2003, Premio de Crítica Nacional). Así mismo, fue nominada finalista en el Premio Nacional de Poesía.  Ha abordado el ensayo en Izendaezinaz (2008) y Txoriak dira bederatzi (2017; Son nueve, los pájaros, Olifante, 2023), finalista del Premio Nacional de Ensayo. Ha traducido la obra de Marià Manent, Edmond Jabès y Marina Tsvetáyeva.