miércoles, 11 de marzo de 2020

Píndaro / Primera Oda Olímpica 


Traducción de Eulàlia Blay





Ánfora panatenaica, ca. 490 a.C (Museo Univ. de Princeton)



























El trabajo de Hölderlin con textos de la Antigua Grecia lo lleva comprender el mélos de Píndaro como momento central del movimiento que despliega la pregunta por el ser y, con ello, del surgimiento y pérdida de Grecia. El mélos parte del mundo de hombres y dioses legado por el épos de Homero, un mundo caracterizado por la armonía, belleza e irreductibilidad de cada escena y cada cosa. Una vez las cosas están ahí, surge el asombro y la consiguiente pregunta por su ser, de modo que Píndaro, tomando una en particular: la victoria de un hombre en los juegos, emprende el camino hacia el fondo divino del que proceden, desplegando antiguas historias de héroes y dioses, y apuntando, en definitiva, hacia el origen de todo. Ese camino lo lleva a tratar también del canto mismo y a advertir el peligro inherente a la belleza, que seduce y despista, pero también inherente a su propia pretensión de alcanzar lo divino. Por todo ello, Píndaro arranca de las cosas hacia el dios y a la vez refrena esa tendencia, en un característico vaivén. Aun así, la dirección ya está trazada, y cuando el mélos sea recogido por la tragedia y el héroe pretenda sujetar lo divino, se constatará, con su ruina, la insolencia de la pregunta por el sentido, que no es sino el proyecto griego. 


En Píndaro desde Hölderlin -de donde procede la Oda que publicamos a continuación- se presentan ocho cantos y algunos fragmentos de Píndaro, dando de cada uno primero un comentario y luego  la traducción acompañada del texto griego, asumiendo que ni siquiera en este último caso estamos ante el poema, pues de él faltan aspectos esenciales como la melodía, la danza o la posibilidad de percibir su ritmo por la vía sensorial; más bien se concibe el conjunto: comentario – traducción – original griego como una vía de introducción a la posibilidad de captar y pensar, en la medida de lo posible, el movimiento o tránsito que representa Píndaro en el devenir griego.






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A Hierón de Siracusa, vencedor en la carrera individual de caballos, 476 a.C.



Est. 1 


Lo mejor, el agua; y el oro, igual que ardiente fuego
en la noche, fulgura, entre riqueza insigne;
mas, si cantar contiendas
deseas, corazón mío,
no busques contemplar ninguna clara estrella
más cálida que el sol, de día, en el cielo vacío,
ni anunciaremos pugna mayor que la de Olimpia.
Viene de allí el renombrado himno que circunda
las destrezas de los sabios; ellos, que a celebrar
al hijo de Crono se allegaron, al opulento,
dichoso lar de Hierón,




Ant. 1 

que empuña el cetro, de recto juicio, en la rica en rebaños
Sicilia, gozando cada cumbre de los triunfos,
y también se deleita
con lo más escogido de los cantos
–tales interpretamos, junto a la amada
mesa, los hombres, con frecuencia–. Mas la doria forminge
toma del clavo, si la gracia de Pisa y Ferenico
con dulces atenciones influyó en tu deseo,
cuando junto al Alfeo se lanzó,
cuerpo sin espuelas en las carreras ofreciendo,
y anudó a su dueño con el triunfo,



Ep. 

al rey de Siracusa, que a los caballos ama; luce para él la fama
en la colonia de osados hombres del lidio Pélope;
de él se enamoró el portador de la tierra,
Posidón poderoso, cuando de la pura caldera Cloto lo sacó, 

distinguido por el marfil su hombro luciente. 
Muchos son los asombros, y de un modo u otro, tal vez,
el hablar de los hombres,
los relatos ornados más allá del decir verdadero embaucan con hábiles

     [mentiras.



Est. 2 

Y la gracia, que provee a los mortales de lo dulce,
aportando honor, también planeó que lo increíble
fuera, con frecuencia, creído;
pero los días que vendrán son
los más sabios testigos.
Con los hombres concierta decir de los dioses lo bueno, pues menor es la culpa.
Hijo de Tántalo, de ti proclamaré, en contra de los hombres de antaño,
que, cuando tu padre invitó a la más ordenada fiesta
y en la querida Sípilo
a los dioses, ofreciendo en correspondencia un banquete,
entonces el dios del tridente luminoso te tomó,



Ant. 2 

los sentidos vencidos por el deseo, y en áureos caballos
te llevó hacia la más alta casa de Zeus ampliamente honrado,
donde en posterior tiempo
también fue Ganimedes
para el mismo servicio a Zeus.
Pero cuando fuiste invisible, y muchos hombres, por más que te buscaban, a tu 
     [madre no te llevaron,
uno de los envidiosos vecinos, enseguida, dijo en secreto
que en el punto de hervor del agua en el fuego
con cuchillo cortaron tus miembros
y en las mesas para los últimos platos de carne
te repartieron y comieron.



Ep. 2 

Por mi parte, imposible llamar voraz a alguno de los bienaventurados; de ello 
     [me alejo;
ningún lucro se ganó el difamador.
Si en verdad los testigos del Olimpo a algún mortal
honraron, ese era Tántalo. Pero, de digerir
la gran dicha no fue capaz, y por su codicia insaciable ganó
monstruoso castigo: el padre le colgó
imponente piedra;
en el incesante querer echarla de su cabeza se aparta del júbilo.



Est. 3 

Tiene esta inepta vida de fatiga constante
–cuarto trabajo de otros tres–, porque, a hurtadillas de los inmortales, 

néctar y ambrosía
a sus compañeros de bebida
les dio, de aquellos que le hicieron
imperecedero. Mas, si algún hombre espera hacer algo escapando a la atención 
     [de un dios, se equivoca.
Y así, los inmortales mandaron a su hijo de vuelta,
de nuevo entre la efímera raza de los hombres.
Hacia la flor de la edad, cuando
el vello le cubría la mejilla oscureciéndola,
consideró oportunas nupcias:



Ant. 3 

del padre pisano la espléndida Hipodamía
ganar. De noche, yendo solo cabe el grisáceo mar,
llamaba al siempre-fragoroso
de bello tridente; se le 

apareció junto a sus pies.
Entonces dijo:
«Si los amables presentes de Cipria son algo, ¡venga, Posidón!,
     [¡la gracia 
se tenga en cuenta!, retén la broncínea lanza de Enómao,
déjame ir sobre el más veloz de los carros
a Élida, y acércame al éxito,
pues aquel, habiendo acabado con trece hombres
pretendientes, pospone la boda



Ep. 3 

de la hija. A hombre cobarde no lo aferra el gran peligro.
Pero, tratándose de aquellos a quienes menester es morir, ¿por qué habría 
     [alguien de, anónimo,
sentado en la oscuridad, cocer en vano la vejez,
sin tener parte en nada de lo bello? En cuanto a mí, ese combate
tendrá lugar. Da tú el cumplimiento deseado.
»
Así habló; no empleó sin fruto
la palabra. El dios, honrándolo,
le dio un carro dorado e incansables caballos alados.



Est. 4 

Y él ganó a la pujanza de Enómao y a la doncella como su esposa.
Engendró a seis hijos, líderes anhelantes de proezas.
Y ahora, toma parte en soberbios
sacrificios funerarios,
yaciendo junto al curso del Alfeo,
teniendo frecuentada tumba cabe el altar donde van muchos forasteros. Y lejos 
     [brilla la fama
habida en las carreras de los festivales olímpicos
de Pélope, donde se compite por la rapidez de los pies
y las cúspides valientes de la fuerza.
El vencedor el resto de su vida
tiene dulce bonanza



Ant. 4 

por mor de las contiendas. Pero siempre, el bien que adviene cada día
para todo mortal es el mayor. Yo debo coronar
a este con aire ecuestre
en un canto eólico;
pues seguro estoy de que no hay, ahora, un anfitrión
tan diestro en cosas nobles y, a la vez, de tan distinguido poder
a quien adornar con los afamados pliegues del himno.
Un dios como guardián se cuida de eso,
Hierón, teniendo preocupación por tus
intereses, y a menos que presto te deje,
espero celebrar otro éxito aún más dulce



Ep. 4 

con el carro veloz, habiendo encontrado un camino de palabras provechoso
al venir junto al soleado cerro de Crono. En verdad, 
la musa me tiende la más potente flecha como ayuda:
otros son grandes de otro modo, pero la cima
es coronada por los reyes. No mires más allá.
Que tú puedas ese tiempo pisar alto,
y yo acompañar a cuantos ganen
siendo primero en el saber entre los helenos por doquier.





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EULÀLIA BLAY es autora de los libros de poesía en catalán Plec de claror (Premi J. M. López-Pico 2004), Abstància (2016) y Liebeslied (Premi Recull 2000). En 2018 se publicó su estudio y traducción Píndaro desde Hölderlin (La Oficina de Arte y Ediciones).













Píndaro / Primera Oda Olímpica 



Traducción de Eulàlia Blay










Ánfora panatenaica, ca. 490 a.C (Museo Univ. de Princeton)




































El trabajo de Hölderlin con textos de la Antigua Grecia lo lleva comprender el mélos de Píndaro como momento central del movimiento que despliega la pregunta por el ser y, con ello, del surgimiento y pérdida de Grecia. El mélos parte del mundo de hombres y dioses legado por el épos de Homero, un mundo caracterizado por la armonía, belleza e irreductibilidad de cada escena y cada cosa. Una vez las cosas están ahí, surge el asombro y la consiguiente pregunta por su ser, de modo que Píndaro, tomando una en particular: la victoria de un hombre en los juegos, emprende el camino hacia el fondo divino del que proceden, desplegando antiguas historias de héroes y dioses, y apuntando, en definitiva, hacia el origen de todo. Ese camino lo lleva a tratar también del canto mismo y a advertir el peligro inherente a la belleza, que seduce y despista, pero también inherente a su propia pretensión de alcanzar lo divino. Por todo ello, Píndaro arranca de las cosas hacia el dios y a la vez refrena esa tendencia, en un característico vaivén. Aun así, la dirección ya está trazada, y cuando el mélos sea recogido por la tragedia y el héroe pretenda sujetar lo divino, se constatará, con su ruina, la insolencia de la pregunta por el sentido, que no es sino el proyecto griego. 


En Píndaro desde Hölderlin -de donde procede la Oda que publicamos a continuación- se presentan ocho cantos y algunos fragmentos de Píndaro, dando de cada uno primero un comentario y luego  la traducción acompañada del texto griego, asumiendo que ni siquiera en este último caso estamos ante el poema, pues de él faltan aspectos esenciales como la melodía, la danza o la posibilidad de percibir su ritmo por la vía sensorial; más bien se concibe el conjunto: comentario – traducción – original griego como una vía de introducción a la posibilidad de captar y pensar, en la medida de lo posible, el movimiento o tránsito que representa Píndaro en el devenir griego.



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O.1. ΙΕΡΩΝΙ ΣΥΡΑΚΟΣΙΩΙ
ΚΕΛΗΤΙ

Αʹ Ἄριστον μὲν ὕδωρ, ὁ δὲ χρυσὸς αἰθόμενον πῦρ 
ἅτε διαπρέπει νυκτὶ μεγάνορος ἔξοχα πλούτου· 
εἰ δ᾽ ἄεθλα γαρύεν 
ἔλδεαι, φίλον ἦτορ, 
5 μηκέτ᾽ ἁελίου σκόπει 
ἄλλο θαλπνότερον ἐν ἁμέρᾳ φαεν-
[νὸν ἄστρον ἐρήμας δι᾽ αἰθέρος, 
μηδ᾽ Ὀλυμπίας ἀγῶνα φέρτερον αὐδάσομεν· 
ὅθεν ὁ πολύφατος ὕμνος ἀμφιβάλλεται 
σοφῶν μητίεσσι, κελαδεῖν 
10 Κρόνου παῖδ᾽ ἐς ἀφνεὰν ἱκομένους 
μάκαιραν Ἱέρωνος ἑστίαν, 

θεμιστεῖον ὃς ἀμφέπει σκᾶπτον ἐν πολυμήλῳ 
Σικελίᾳ, δρέπων μὲν κορυφὰς ἀρετᾶν ἄπο πασᾶν, 
ἀγλαΐζεται δὲ καὶ
15 μουσικᾶς ἐν ἀώτῳ, 
οἷα παίζομεν φίλαν 
ἄνδρες ἀμφὶ θαμὰ τράπεζαν. ἀλλὰ Δω-  
[ρίαν ἀπὸ φόρμιγγα πασσάλου 
λάμβαν᾽, εἴ τί τοι Πίσας τε καὶ Φερενίκου χάρις 
νόον ὑπὸ γλυκυτάταις ἔθηκε φροντίσιν, 
20 ὅτε παρ᾽ Ἀλφεῷ σύτο δέμας 
ἀκέντητον ἐν δρόμοισι παρέχων, 
κράτει δὲ προσέμειξε δεσπόταν,

Συρακόσιον ἱπποχάρ- 
[μαν βασιλῆα· λάμπει δέ οἱ κλέος 
ἐν εὐάνορι Λυδοῦ Πέλοπος ἀποικίᾳ· 
25 τοῦ μεγασθενὴς ἐράσσατο Γαιάοχος
Ποσειδάν, ἐπεί νιν καθαροῦ λέβη-  
[τος ἔξελε Κλωθώ, 
ἐλέφαντι φαίδιμον ὦμον κεκαδμένον. 
ἦ θαύματα πολλά, καί πού τι καὶ βροτῶν 
28b φάτις ὑπὲρ τὸν ἀλαθῆ λόγον 
δεδαιδαλμένοι ψεύδεσι ποικίλοις   
[ἐξαπατῶντι μῦθοι.

Βʹ Χάρις δ᾽, ἅπερ ἅπαντα τεύχει τὰ μείλιχα θνατοῖς, 
31 ἐπιφέροισα τιμὰν καὶ ἄπιστον ἐμήσατο πιστόν 
ἔμμεναι τὸ πολλάκις· 
ἁμέραι δ᾽ ἐπίλοιποι 
μάρτυρες σοφώτατοι. 
35 ἔστι δ᾽ ἀνδρὶ φάμεν ἐοικὸς ἀμφὶ δαι-  
[μόνων καλά· μείων γὰρ αἰτία. 
υἱὲ Ταντάλου, σὲ δ᾽ ἀντία προτέρων φθέγξομαι, 
ὁπότ᾽ ἐκάλεσε πατὴρ τὸν εὐνομώτατον 
ἐς ἔρανον φίλαν τε Σίπυλον, 
ἀμοιβαῖα θεοῖσι δεῖπνα παρέχων, 
40 τότ᾽ Ἀγλαοτρίαιναν ἁρπάσαι,

δαμέντα φρένας ἱμέρῳ, χρυσέαισί τ᾽ ἀν᾽ ἵπποις 
ὕπατον εὐρυτίμου ποτὶ δῶμα Διὸς μεταβᾶσαι· 
ἔνθα δευτέρῳ χρόνῳ 
ἦλθε καὶ Γανυμήδης 
45 Ζηνὶ τωὔτ᾽ ἐπὶ χρέος. 
ὡς δ᾽ ἄφαντος ἔπελες, οὐδὲ ματρὶ πολ-  
[λὰ μαιόμενοι φῶτες ἄγαγον, 
ἔννεπε κρυφᾷ τις αὐτίκα φθονερῶν γειτόνων, 
ὕδατος ὅτι τε πυρὶ ζέοισαν εἰς ἀκμάν 
μαχαίρᾳ τάμον κατὰ μέλη, 
50 τραπέζαισί τ᾽ ἀμφὶ δεύτατα κρεῶν 
σέθεν διεδάσαντο καὶ φάγον.

ἐμοὶ δ᾽ ἄπορα γαστρίμαρ-  
[γον μακάρων τιν᾽ εἰπεῖν· ἀφίσταμαι· 
ἀκέρδεια λέλογχεν θαμινὰ κακαγόρους. 
εἰ δὲ δή τιν᾽ ἄνδρα θνατὸν Ὀλύμπου σκοποί 
55 ἐτίμασαν, ἦν Τάνταλος οὗτος· ἀλ-  
[λὰ γὰρ καταπέψαι 
μέγαν ὄλβον οὐκ ἐδυνάσθη, κόρῳ δ᾽ ἕλεν 
ἄταν ὑπέροπλον, ἅν τοι πατὴρ ὕπερ 
57b κρέμασε καρτερὸν αὐτῷ λίθον, 
τὸν αἰεὶ μενοινῶν κεφαλᾶς βαλεῖν   
[εὐφροσύνας ἀλᾶται. 

Γʹ  ἔχει δ᾽ ἀπάλαμον βίον τοῦτον ἐμπεδόμοχθον 
60 μετὰ τριῶν τέταρτον πόνον, ἀθανάτους ὅτι κλέψαις 
ἁλίκεσσι συμπόταις 
νέκταρ ἀμβροσίαν τε 
δῶκεν, οἷσιν ἄφθιτον 
θέν νιν. εἰ δὲ θεὸν ἀνήρ τις ἔλπεταί   
[‹τι› λαθέμεν ἔρδων, ἁμαρτάνει. 
65 τοὔνεκα προῆκαν υἱὸν ἀθάνατοί οἱ πάλιν 
μετὰ τὸ ταχύποτμον αὖτις ἀνέρων ἔθνος. 
πρὸς εὐάνθεμον δ᾽ ὅτε φυάν 
λάχναι νιν μέλαν γένειον ἔρεφον, 
ἑτοῖμον ἀνεφρόντισεν γάμον

70 Πισάτα παρὰ πατρὸς εὔδοξον Ἱπποδάμειαν 
σχεθέμεν. ἐγγὺς ἐλθὼν πολιᾶς ἁλὸς οἶος ἐν ὄρφνᾳ 
ἄπυεν βαρύκτυπον 
Εὐτρίαιναν· ὁ δ᾽ αὐτῷ 
πὰρ ποδὶ σχεδὸν φάνη. 
75 τῷ μὲν εἶπε· “Φίλια δῶρα Κυπρίας   
[ἄγ᾽ εἴ τι, Ποσείδαον, ἐς χάριν 
τέλλεται, πέδασον ἔγχος Οἰνομάου χάλκεον, 
ἐμὲ δ᾽ ἐπὶ ταχυτάτων πόρευσον ἁρμάτων 
ἐς Ἆλιν, κράτει δὲ πέλασον.
ἐπεὶ τρεῖς τε καὶ δέκ᾽ ἄνδρας ὀλέσαις 
80 μναστῆρας ἀναβάλλεται γάμον 

θυγατρός. ὁ μέγας δὲ κίν-  
[δυνος ἄναλκιν οὐ φῶτα λαμβάνει. 
θανεῖν δ᾽ οἷσιν ἀνάγκα, τά κέ τις ἀνώνυμον 
γῆρας ἐν σκότῳ καθήμενος ἕψοι μάταν, 
ἁπάντων καλῶν ἄμμορος; ἀλλ᾽ ἐμοὶ   
[μὲν οὗτος ἄεθλος 
85 ὑποκείσεται· τὺ δὲ πρᾶξιν φίλαν δίδοι.” 
ὣς ἔννεπεν· οὐδ᾽ ἀκράντοις ἐφάψατο 
86b ἔπεσι. τὸν μὲν ἀγάλλων θεός 
ἔδωκεν δίφρον τε χρύσεον πτεροῖ-  
[σίν τ᾽ ἀκάμαντας ἵππους. 

Δʹ ἕλεν δ᾽ Οἰνομάου βίαν παρθένον τε σύνευνον· 
ἔτεκε λαγέτας ἓξ ἀρεταῖσι μεμαότας υἱούς. 
90 νῦν δ᾽ ἐν αἱμακουρίαις 
ἀγλααῖσι μέμικται, 
Ἀλφεοῦ πόρῳ κλιθείς, 
τύμβον ἀμφίπολον ἔχων πολυξενω-   
[τάτῳ παρὰ βωμῷ· τὸ δὲ κλέος 
τηλόθεν δέδορκε τᾶν Ὀλυμπιάδων ἐν δρόμοις 
95 Πέλοπος, ἵνα ταχυτὰς ποδῶν ἐρίζεται 
ἀκμαί τ᾽ ἰσχύος θρασύπονοι· 
ὁ νικῶν δὲ λοιπὸν ἀμφὶ βίοτον 
ἔχει μελιτόεσσαν εὐδίαν

ἀέθλων γ᾽ ἕνεκεν· τὸ δ᾽ αἰεὶ παράμερον ἐσλόν 
100 ὕπατον ἔρχεται παντὶ βροτῶν. ἐμὲ δὲ στεφανῶσαι 
κεῖνον ἱππίῳ νόμῳ 
Αἰοληΐδι μολπᾷ 
χρή· πέποιθα δὲ ξένον 
μή τιν᾽ ἀμφότερα καλῶν τε ἴδριν †ἄ-  
[μα καὶ δύναμιν κυριώτερον 
105 τῶν γε νῦν κλυταῖσι δαιδαλωσέμεν ὕμνων πτυχαῖς. 
θεὸς ἐπίτροπος ἐὼν τεαῖσι μήδεται 
ἔχων τοῦτο κᾶδος, Ἱέρων, 
μερίμναισιν· εἰ δὲ μὴ ταχὺ λίποι, 
ἔτι γλυκυτέραν κεν ἔλπομαι 

110 σὺν ἅρματι θοῷ κλεΐ-  
[ξειν ἐπίκουρον εὑρὼν ὁδὸν λόγων 
παρ᾽ εὐδείελον ἐλθὼν Κρόνιον. ἐμοὶ μὲν ὦν 
Μοῖσα καρτερώτατον βέλος ἀλκᾷ τρέφει· 
ἐν ἄλλοισι δ᾽ ἄλλοι μεγάλοι· τὸ δ᾽ ἔ-  
[σχατον κορυφοῦται 
βασιλεῦσι. μηκέτι πάπταινε πόρσιον. 
115 εἴη σέ τε τοῦτον ὑψοῦ χρόνον πατεῖν, 
115b  ἐμέ τε τοσσάδε νικαφόροις 
ὁμιλεῖν πρόφαντον σοφίᾳ καθ᾽ Ἕλ-  
[λανας ἐόντα παντᾷ.



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EULÀLIA BLAY es autora de los libros de poesía en catalán Plec de claror (Premi J. M. López-Pico 2004), Abstància (2016) y Liebeslied (Premi Recull 2000). En 2018 se publicó su estudio y traducción Píndaro desde Hölderlin (La Oficina de Arte y Ediciones).