Ángela Serna / Máscaras para no enloquecer
©Patricia Furlong Ángela Serna |
Nuno Júdice, en Las máscaras del poema, afirma que escribir poesía en el mundo actual es un modo de conservar lo que, día a día, vamos perdiendo: el ser en el tiempo, la identidad del yo en la disolución del sujeto devorado por el movimiento del mundo. […] Hay quien lee por entretenimiento, de manera superficial. Hay quien lee en profundidad, con trascendencia, archivando lo leído: indagación fértil que enriquece al conocimiento, afianza entendimiento, libertad y bondad de quien leyó. Ángela Serna, para conmovernos, se mueve «entre un yo, un tú y un nosotros». Asume visceralmente que escribe como vive, también como lee. No se conforma con que la vida le roce. Ella se deja atravesar por la vida. No lee humo sino fuego. Razones por las que en sus Máscaras para no enloquecer encontramos tanta sustancia, tanto fundamento, tanto saber.
Esta voz distinguida destaca entre el coro de voces convocadas para el diálogo, en un ejercicio ejemplar de intertextualidad. Éste no es un libro culturalista. Antes bien obra fundacional del yo gracias a los mundos «visitados», cimentación de una sólida personalidad. […] Poesía es la sustancia espiritual y material de que está hecho el poema. Y los poemas, aquí, son sustanciosos. Tratan de la vida, de la duración y el transcurso («carruaje del tiempo»), del miedo («locura y cordura son solo palabras […] con ojos con piel con insomnio y temblores»), de la soledad («Estás solo en un mundo indiferente»), de la muerte («Cada día te acercas más / al lugar donde se esconde el sol»). Pero «la muerte es ilegal»; así que se alza la resistencia en un espacio-tiempo de nihilismo habitable («escribí la biografía de Nadie»). Las llamas que ven todos son fuego destructor. El poeta que lo es, la poeta que lo es, ven en cada llamarada la llamada interior hecha de luz. Así Ángela Serna. Así su poesía.
Ángel Guinda
Se publican aquí poemas de las tres partes del libro Máscaras para no enloquecer, Ed.Celya, 2017: Somos aquello que leemos, Sin ruido y Un Beethoven cualquiera en la Novena.
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Primera parte
III
Fueron tiempos de grandes añadas.
Pero eso se aprende mucho después.
Carmen Borja
Hoy quiero acumular desaprendizajes para cuando
Somos aquello que leemos
III
Fueron tiempos de grandes añadas.
Pero eso se aprende mucho después.
Carmen Borja
Hoy quiero acumular desaprendizajes para cuando
florezcan los árboles y pueda, por fin, ser
infractora
de manual.
Mañana iniciaré mi primer exilio de la mano
de Heráclito.
Necesito cambiar.
No reconocerme.
Ser otra.
Mañana
abandonaré la casa.
Sobreviviré.
XIX
No debería dejarse /al arbitrio
de lo fugaz la frágil sustancia del poema.
Noni Benegas
Desconozco la razón por la que un día
escribí la biografía de Nadie.
¿Y si Nadie fuera el único superviviente
de un planeta llamado NO ?
No hay tiempo.
Mañana iniciaré mi primer exilio de la mano
de Heráclito.
Necesito cambiar.
No reconocerme.
Ser otra.
Mañana
abandonaré la casa.
Sobreviviré.
XIX
No debería dejarse /al arbitrio
de lo fugaz la frágil sustancia del poema.
Noni Benegas
Desconozco la razón por la que un día
escribí la biografía de Nadie.
¿Y si Nadie fuera el único superviviente
de un planeta llamado NO ?
No hay tiempo.
XXII
He vivido entre los arrabales, pareciendo
un mono, he vivido en la alcantarilla
transportando las heces.
Leopoldo María Panero
Me dijiste «soy sólo una herida en la pared.»
Y yo te creí.
Aquel lugar de muros fríos y olor a meados
y a sudor da forma, desde entonces,
a mi territorio del miedo.
XXIX
Si el hombre sintiera de verdad,
no habría civilización.
Fernando Pessoa
Un día escribí la biografía de Nadie.
Confesé ser parte de una trinidad.
Pessoa me reveló que soy plural:
el plural de nadie.
Que las máscaras
mantienen a raya la locura.
Que vivimos en la intersección. En ese lugar inestable
donde locura y cordura son sólo palabras, a veces trabadas,
a veces libres, palabras con ojos con piel con insomnio
y temblores; palabras de piedra palabras de olores
palabras-palabras mujeres y hombres.
un mono, he vivido en la alcantarilla
transportando las heces.
Leopoldo María Panero
Me dijiste «soy sólo una herida en la pared.»
Y yo te creí.
Aquel lugar de muros fríos y olor a meados
y a sudor da forma, desde entonces,
a mi territorio del miedo.
XXIX
Si el hombre sintiera de verdad,
no habría civilización.
Fernando Pessoa
Un día escribí la biografía de Nadie.
Confesé ser parte de una trinidad.
Pessoa me reveló que soy plural:
el plural de nadie.
Que las máscaras
mantienen a raya la locura.
Que vivimos en la intersección. En ese lugar inestable
donde locura y cordura son sólo palabras, a veces trabadas,
a veces libres, palabras con ojos con piel con insomnio
y temblores; palabras de piedra palabras de olores
palabras-palabras mujeres y hombres.
Susurros que dispersa el viento. Palabras.
¿Por qué será que no me sorprende
el exceso de desasosiego depositado
en estas líneas?
Segunda parte
¿Por qué será que no me sorprende
el exceso de desasosiego depositado
en estas líneas?
Segunda parte
Sin ruido
I
No te acomodes en la herida.
Descubre la grieta por la que supura el dolor
y retorna al aire.
Tercera parte
Un Beethoven cualquiera en la Novena
III
Despacio,
como cuando acaricias la piel de un bebé,
se alza el sol tras la colina.
Sueñas con partir hacia lejanas tierras
ajeno a la tragedia que te acecha.
Con el tiempo aprendes
que el verdadero viaje
es siempre interior.
(Grieg, Peer Gynt, suites 1 y 2)
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ÁNGELA SERNA (1957, España) es poeta. Fue creadora y editora de la revista Texturas-Nuevas dimensiones del texto y de la imagen. Organiza desde 2006 el ciclo Cita con la poesía: encuentros con poetas y artistas de otras disciplinas. Ha traducido al español poemas de autores franceses y la obra de Michel Butor Description de san Marco. Tiene una veintena de poemarios publicados, algunos traducidos al francés, al euskera, y parcialmente al italiano, rumano, griego y chino.