Píndaro / Primera Oda Olímpica
El trabajo de Hölderlin con textos de la Antigua Grecia lo lleva comprender el mélos de Píndaro como momento central del movimiento que despliega la pregunta por el ser y, con ello, del surgimiento y pérdida de Grecia. El mélos parte del mundo de hombres y dioses legado por el épos de Homero, un mundo caracterizado por la armonía, belleza e irreductibilidad de cada escena y cada cosa. Una vez las cosas están ahí, surge el asombro y la consiguiente pregunta por su ser, de modo que Píndaro, tomando una en particular: la victoria de un hombre en los juegos, emprende el camino hacia el fondo divino del que proceden, desplegando antiguas historias de héroes y dioses, y apuntando, en definitiva, hacia el origen de todo. Ese camino lo lleva a tratar también del canto mismo y a advertir el peligro inherente a la belleza, que seduce y despista, pero también inherente a su propia pretensión de alcanzar lo divino. Por todo ello, Píndaro arranca de las cosas hacia el dios y a la vez refrena esa tendencia, en un característico vaivén. Aun así, la dirección ya está trazada, y cuando el mélos sea recogido por la tragedia y el héroe pretenda sujetar lo divino, se constatará, con su ruina, la insolencia de la pregunta por el sentido, que no es sino el proyecto griego.
En Píndaro desde Hölderlin -de donde procede la Oda que publicamos a continuación- se presentan ocho cantos y algunos fragmentos de Píndaro, dando de cada uno primero un comentario y luego la traducción acompañada del texto griego, asumiendo que ni siquiera en este último caso estamos ante el poema, pues de él faltan aspectos esenciales como la melodía, la danza o la posibilidad de percibir su ritmo por la vía sensorial; más bien se concibe el conjunto: comentario – traducción – original griego como una vía de introducción a la posibilidad de captar y pensar, en la medida de lo posible, el movimiento o tránsito que representa Píndaro en el devenir griego.
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A Hierón de Siracusa, vencedor en la carrera individual de caballos, 476 a.C.
Est. 1
Lo mejor, el agua; y el oro, igual que ardiente fuego
en la noche, fulgura, entre riqueza insigne;
mas, si cantar contiendas
deseas, corazón mío,
no busques contemplar ninguna clara estrella
más cálida que el sol, de día, en el cielo vacío,
ni anunciaremos pugna mayor que la de Olimpia.
Viene de allí el renombrado himno que circunda
las destrezas de los sabios; ellos, que a celebrar
al hijo de Crono se allegaron, al opulento,
dichoso lar de Hierón,
Ant. 1
en la noche, fulgura, entre riqueza insigne;
mas, si cantar contiendas
deseas, corazón mío,
no busques contemplar ninguna clara estrella
más cálida que el sol, de día, en el cielo vacío,
ni anunciaremos pugna mayor que la de Olimpia.
Viene de allí el renombrado himno que circunda
las destrezas de los sabios; ellos, que a celebrar
al hijo de Crono se allegaron, al opulento,
dichoso lar de Hierón,
Ant. 1
que empuña el cetro, de recto juicio, en la rica en rebaños
Sicilia, gozando cada cumbre de los triunfos,
y también se deleita
con lo más escogido de los cantos
–tales interpretamos, junto a la amada
mesa, los hombres, con frecuencia–. Mas la doria forminge
toma del clavo, si la gracia de Pisa y Ferenico
con dulces atenciones influyó en tu deseo,
cuando junto al Alfeo se lanzó,
cuerpo sin espuelas en las carreras ofreciendo,
y anudó a su dueño con el triunfo,
Ep.
Sicilia, gozando cada cumbre de los triunfos,
y también se deleita
con lo más escogido de los cantos
–tales interpretamos, junto a la amada
mesa, los hombres, con frecuencia–. Mas la doria forminge
toma del clavo, si la gracia de Pisa y Ferenico
con dulces atenciones influyó en tu deseo,
cuando junto al Alfeo se lanzó,
cuerpo sin espuelas en las carreras ofreciendo,
y anudó a su dueño con el triunfo,
Ep.
al rey de Siracusa, que a los caballos ama; luce para él la fama
en la colonia de osados hombres del lidio Pélope;
de él se enamoró el portador de la tierra,
Posidón poderoso, cuando de la pura caldera Cloto lo sacó,
distinguido por el marfil su hombro luciente.
en la colonia de osados hombres del lidio Pélope;
de él se enamoró el portador de la tierra,
Posidón poderoso, cuando de la pura caldera Cloto lo sacó,
distinguido por el marfil su hombro luciente.
Muchos son los asombros, y de un modo u otro, tal vez,
el hablar de los hombres,
los relatos ornados más allá del decir verdadero embaucan con hábiles
[mentiras.
Est. 2
el hablar de los hombres,
los relatos ornados más allá del decir verdadero embaucan con hábiles
[mentiras.
Est. 2
Y la gracia, que provee a los mortales de lo dulce,
aportando honor, también planeó que lo increíble
fuera, con frecuencia, creído;
pero los días que vendrán son
los más sabios testigos.
Con los hombres concierta decir de los dioses lo bueno, pues menor es la culpa.
Hijo de Tántalo, de ti proclamaré, en contra de los hombres de antaño,
que, cuando tu padre invitó a la más ordenada fiesta
y en la querida Sípilo
a los dioses, ofreciendo en correspondencia un banquete,
entonces el dios del tridente luminoso te tomó,
Ant. 2
aportando honor, también planeó que lo increíble
fuera, con frecuencia, creído;
pero los días que vendrán son
los más sabios testigos.
Con los hombres concierta decir de los dioses lo bueno, pues menor es la culpa.
Hijo de Tántalo, de ti proclamaré, en contra de los hombres de antaño,
que, cuando tu padre invitó a la más ordenada fiesta
y en la querida Sípilo
a los dioses, ofreciendo en correspondencia un banquete,
entonces el dios del tridente luminoso te tomó,
Ant. 2
los sentidos vencidos por el deseo, y en áureos caballos
te llevó hacia la más alta casa de Zeus ampliamente honrado,
donde en posterior tiempo
también fue Ganimedes
para el mismo servicio a Zeus.
Pero cuando fuiste invisible, y muchos hombres, por más que te buscaban, a tu
te llevó hacia la más alta casa de Zeus ampliamente honrado,
donde en posterior tiempo
también fue Ganimedes
para el mismo servicio a Zeus.
Pero cuando fuiste invisible, y muchos hombres, por más que te buscaban, a tu
[madre no te llevaron,
uno de los envidiosos vecinos, enseguida, dijo en secreto
que en el punto de hervor del agua en el fuego
con cuchillo cortaron tus miembros
y en las mesas para los últimos platos de carne
te repartieron y comieron.
Ep. 2
uno de los envidiosos vecinos, enseguida, dijo en secreto
que en el punto de hervor del agua en el fuego
con cuchillo cortaron tus miembros
y en las mesas para los últimos platos de carne
te repartieron y comieron.
Ep. 2
Por mi parte, imposible llamar voraz a alguno de los bienaventurados; de ello
[me alejo;
ningún lucro se ganó el difamador.
Si en verdad los testigos del Olimpo a algún mortal
honraron, ese era Tántalo. Pero, de digerir
la gran dicha no fue capaz, y por su codicia insaciable ganó
monstruoso castigo: el padre le colgó
imponente piedra;
en el incesante querer echarla de su cabeza se aparta del júbilo.
Est. 3
ningún lucro se ganó el difamador.
Si en verdad los testigos del Olimpo a algún mortal
honraron, ese era Tántalo. Pero, de digerir
la gran dicha no fue capaz, y por su codicia insaciable ganó
monstruoso castigo: el padre le colgó
imponente piedra;
en el incesante querer echarla de su cabeza se aparta del júbilo.
Est. 3
Tiene esta inepta vida de fatiga constante
–cuarto trabajo de otros tres–, porque, a hurtadillas de los inmortales,
néctar y ambrosía
a sus compañeros de bebida
les dio, de aquellos que le hicieron
imperecedero. Mas, si algún hombre espera hacer algo escapando a la atención
–cuarto trabajo de otros tres–, porque, a hurtadillas de los inmortales,
néctar y ambrosía
a sus compañeros de bebida
les dio, de aquellos que le hicieron
imperecedero. Mas, si algún hombre espera hacer algo escapando a la atención
[de un dios, se equivoca.
Y así, los inmortales mandaron a su hijo de vuelta,
de nuevo entre la efímera raza de los hombres.
Hacia la flor de la edad, cuando
el vello le cubría la mejilla oscureciéndola,
consideró oportunas nupcias:
Ant. 3
Y así, los inmortales mandaron a su hijo de vuelta,
de nuevo entre la efímera raza de los hombres.
Hacia la flor de la edad, cuando
el vello le cubría la mejilla oscureciéndola,
consideró oportunas nupcias:
Ant. 3
del padre pisano la espléndida Hipodamía
ganar. De noche, yendo solo cabe el grisáceo mar,
llamaba al siempre-fragoroso
de bello tridente; se le
apareció junto a sus pies.
Entonces dijo:«Si los amables presentes de Cipria son algo, ¡venga, Posidón!,
[¡la gracia
ganar. De noche, yendo solo cabe el grisáceo mar,
llamaba al siempre-fragoroso
de bello tridente; se le
apareció junto a sus pies.
Entonces dijo:«Si los amables presentes de Cipria son algo, ¡venga, Posidón!,
[¡la gracia
se tenga en cuenta!, retén la broncínea lanza de Enómao,
déjame ir sobre el más veloz de los carros
a Élida, y acércame al éxito,
pues aquel, habiendo acabado con trece hombres
pretendientes, pospone la boda
Ep. 3
déjame ir sobre el más veloz de los carros
a Élida, y acércame al éxito,
pues aquel, habiendo acabado con trece hombres
pretendientes, pospone la boda
Ep. 3
de la hija. A hombre cobarde no lo aferra el gran peligro.
Pero, tratándose de aquellos a quienes menester es morir, ¿por qué habría
Pero, tratándose de aquellos a quienes menester es morir, ¿por qué habría
[alguien de, anónimo,
sentado en la oscuridad, cocer en vano la vejez,
sin tener parte en nada de lo bello? En cuanto a mí, ese combate
tendrá lugar. Da tú el cumplimiento deseado.»
sentado en la oscuridad, cocer en vano la vejez,
sin tener parte en nada de lo bello? En cuanto a mí, ese combate
tendrá lugar. Da tú el cumplimiento deseado.»
Así habló; no empleó sin fruto
la palabra. El dios, honrándolo,
le dio un carro dorado e incansables caballos alados.
Est. 4
la palabra. El dios, honrándolo,
le dio un carro dorado e incansables caballos alados.
Est. 4
Y él ganó a la pujanza de Enómao y a la doncella como su esposa.
Engendró a seis hijos, líderes anhelantes de proezas.
Y ahora, toma parte en soberbios
sacrificios funerarios,
yaciendo junto al curso del Alfeo,
teniendo frecuentada tumba cabe el altar donde van muchos forasteros. Y lejos
Engendró a seis hijos, líderes anhelantes de proezas.
Y ahora, toma parte en soberbios
sacrificios funerarios,
yaciendo junto al curso del Alfeo,
teniendo frecuentada tumba cabe el altar donde van muchos forasteros. Y lejos
[brilla la fama
habida en las carreras de los festivales olímpicos
de Pélope, donde se compite por la rapidez de los pies
y las cúspides valientes de la fuerza.
El vencedor el resto de su vida
tiene dulce bonanza
Ant. 4
habida en las carreras de los festivales olímpicos
de Pélope, donde se compite por la rapidez de los pies
y las cúspides valientes de la fuerza.
El vencedor el resto de su vida
tiene dulce bonanza
Ant. 4
por mor de las contiendas. Pero siempre, el bien que adviene cada día
para todo mortal es el mayor. Yo debo coronar
a este con aire ecuestre
en un canto eólico;
pues seguro estoy de que no hay, ahora, un anfitrión
tan diestro en cosas nobles y, a la vez, de tan distinguido poder
a quien adornar con los afamados pliegues del himno.
Un dios como guardián se cuida de eso,
Hierón, teniendo preocupación por tus
intereses, y a menos que presto te deje,
espero celebrar otro éxito aún más dulce
Ep. 4
para todo mortal es el mayor. Yo debo coronar
a este con aire ecuestre
en un canto eólico;
pues seguro estoy de que no hay, ahora, un anfitrión
tan diestro en cosas nobles y, a la vez, de tan distinguido poder
a quien adornar con los afamados pliegues del himno.
Un dios como guardián se cuida de eso,
Hierón, teniendo preocupación por tus
intereses, y a menos que presto te deje,
espero celebrar otro éxito aún más dulce
Ep. 4
con el carro veloz, habiendo encontrado un camino de palabras provechoso
al venir junto al soleado cerro de Crono. En verdad,
al venir junto al soleado cerro de Crono. En verdad,
la musa me tiende la más potente flecha como ayuda:
otros son grandes de otro modo, pero la cima
es coronada por los reyes. No mires más allá.
Que tú puedas ese tiempo pisar alto,
y yo acompañar a cuantos ganen
siendo primero en el saber entre los helenos por doquier.
otros son grandes de otro modo, pero la cima
es coronada por los reyes. No mires más allá.
Que tú puedas ese tiempo pisar alto,
y yo acompañar a cuantos ganen
siendo primero en el saber entre los helenos por doquier.
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