domingo, 15 de mayo de 2022

Yirama Castaño / En los labios de la noche







Yirama Castaño

























Entrar a la lucidez como a un culto secreto y signar la iniciación a tramos de silencio. En la escritura de Yirama Castaño se sella un pacto entre la voz y la noche. En su verso exacto y decantado y en «la embriaguez de sus murmullos» encontramos la mejor representación de la poesía del silencio en Colombia. Esta autora cultiva la imagen concreta, reconociendo como un don de la poesía el revelar el mundo como signo. Entre sombras y asombros, Castaño se protege de definir su entorno y se compromete con la sugerencia como un modo de transparencia. La poética del verso decantado es también aquí un llamado a despojarse de accesorios y superficies que dificultan la visión del poeta, de allí su batalla con todo reflejo, incluido el propio. De allí el descenso a la oscuridad para hallar el camino certero hacia la luz. Este viaje hacia la claridad se alza sobre un lecho de penumbra y hace falta un coraje infranqueable para destejar la luz de fondo que habita en el centro de las cosas. Yirama Castaño Güiza es de las poetas colombianas aquella a quien le han sido dadas las llaves de la noche.


Andrea Cote






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El legado del escaldo



El horizonte camina

en un punto suspensivo.



Es la hora de las ánimas

No hablarán los testigos

Le pondremos cerrojos al instante.





Último invierno


Cuando retomaste la caminata hacia la montaña

rodaron las amarras de tus manos



El sudor desató un torrente



Caía el granizo

Caía fuerte

Pero nunca llovió



Las cábalas latían en la noche

Número y letra



El alma que algún día

tuvimos que delatar

nos deja al descubierto.





Acordes para luciérnaga



Pequeña centinela atrapada en el tropiezo

Rendida a los pies del bosque

renace la noche en amarillo

Vendrá el día

para buscarle

escondite al movimiento.





Andanzas



Ya no sobre esa mano.

Ya no sobre la mano que era mía

y abandonó de pronto el universo.


Amor,

el océano está aquí.

Al otro lado de la habitación,

en la pared que se nos viene encima,

en el sudor que nos separa.


Un sueño aleja por momentos la nave que se mueve.

Oprimidos contra el miedo.

Emergentes,

náufragos.





Amantes



Debajo de la lámpara encendida

          el oscuro habitante desaparece.


Es la catedral del círculo,

la tierna embriaguez de los murmullos.





Historia de año nuevo


También llueve aquí en abril.

A los cuentos completos de Onetti

         les agregaron ocho páginas en blanco.

Se cortaron las historias

mi tiempo no es tu tiempo

a la hora que tú duermes,

yo vigilo tu sueño de pez

          que nada entre corales.

El agua se mueve,

alguien se aleja,

se acerca,

escapa de la red.





El país de las maravillas


El rey rojo sueña Alicias,

mientras los espejos cuentan noches.


¿Dé qué juego vuelves?

¿Hacia qué cielo vas a dirigirte

cuando te despiertes?


El rey no ha muerto.

sólo son sus ojos,

que te miran al revés.





El mirador de la paloma


                             A Yolanda Guzmán Ortiz,
                             justo al cumplir los veintitrés años en 1985,
                             mientras corría por el barrio Bochica.
                             En su mochila,
                             las llaves que ya no existen.


Paso al frío,

justo en el valle que separa

una teja de la otra.


El agua se desliza por las crestas

y se siente cómo absorbe los sonidos de la casa.


Ha logrado sortear la primera pieza de ese techo,

hecha para tapar la vista de los pájaros.


Avanza hacia la pendiente

inclinando el cuerpo

y guarda silencio.


El rodillo pasa por la placa

y comienzan a hablar todas las palabras.

El estruendo de la imprenta

y la puerta que se rompe,

hacen estremecer el tiempo.

Las manos son extendidas en el muro,

mientras un bermejo y espeso color

toma forma de chispas en

el asfalto.


En la calle del sol,

salen a pasear las torturadas sombras.

La noche amenaza llegar a su fin.

Los muchachos con

sus bolsas de leche

escapan por los altos de la iglesia,

dejando cuajos a su paso.


Abajo,

los guardianes

apuestan por cuál de ellos se partirá las piernas.

Todos salen en la madrugada,

incluso aquellos que jamás regresan.





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YIRAMA CASTAÑO GÜIZA (Socorro, 1964) es poeta, periodista y editora. Participó en la creación de la Revista y de la Fundación Común Presencia. Hace parte del Comité Asesor del Encuentro Internacional de Mujeres Poetas de Cereté, Córdoba. Ha publicado los libros de poesía En los labios de la noche (poesía reunida, 2022), Malabar en el abismo (antología, 2012), Memoria de aprendiz (2011), El sueño de la otra (1997, 2019), Jardín de sombras (1994) y Naufragio de luna (1990). Ha participado igualmente en los libros Corps avant l'oubli, Cuerpos antes del olvido (con Stéphane Chaumet y Aleyda Quevedo, 2016) y Poemas de amor (con Josefa Parra, 2016).