domingo, 7 de mayo de 2017

János Pilinsky / Harbach, 1944 


Traducción al inglés de Clive Wilmer y George Gömöri






János Pilinszky
                                                          


































El húngaro János Pilinszky (1921-1981) es, en mi opinión, uno de los grandes poetas de una generación extraordinaria: la de Paul Celan, Zbigniew Herbert e Yves Bonnefoy.  Su obra está marcada por su experiencia de la Segunda Guerra Mundial y del Holocausto. Sirvió, durante la última fase de la guerra, en una división húngara estacionada al sur de Alemania. En «Harbach 1944», Pilinszky recuerda la visión de los prisioneros de guerra de aquella época, próximos a la inanición. Su franqueza –casi inocencia– y su vulnerabilidad frente a los horrores del momento histórico concuerdan con el sentido de «lo dado» del pensamiento existencialista; en su caso de tono y tintes cristianos.

La presente versión me ha creado más angustia que ninguna otra traducción anterior. La presento más como un experimento que como un poema logrado. El lenguaje del poema original es tan austero y económico, y su esquema métrico tan preciso, que no ofrece al traductor ningún resquicio para la paráfrasis. El húngaro suele ser más expansivo que el inglés y, a pesar de ello, me he visto forzado a eliminar algunos detalles para mantener el mismo número de sílabas que en la estrofa de Pilinszky. En el décimo verso, por ejemplo, tuve que sustituir «patata» [‘potato’] por «remolacha» [‘beet’] por falta de espacio métrico; en la última estrofa, la muerte se abre como una cancela «hasta los goznes», pero no hubo modo de encajar estas sílabas de más.

¿Ha merecido el esfuerzo, sobre todo cuando ya existe una notable versión de este mismo poema por el propio Ted Hughes? La traducción de Hughes recrea las imágenes de Pilinszky y algo de su cualidad visionaria con una fuerza memorable, pero a costa del halo cultural del poema. Por poner un ejemplo, mi colaborador George Gömöri señala que el verso que traduzco como «La carne caída de sus vecinos» [‘Their neighbours’ fallen flesh’] tiene resonancias cristianas, mientras que la traducción más directa de Hughes –«los cuerpos que caían de sus compañeros» [‘the falling bodies of their companions’]– no es más que la constatación de un hecho. Es más, Hughes ignora la rima y el metro de Pilinszky, en mi opinión, cruciales para su sentido. El poeta húngaro utiliza una forma próxima a la balada, con el tono triste e impersonal de la poesía folclórica: quizás como en los poemas ingleses «London» de Blake y «Ancient Mariner» de Coleridge, que he tomado como punto de referencia.


Clive Wilmer




La traducción de los cinco poemas de János Pilinszky que publicamos a continuación es una cortesía de la revista de poesía Animal Sospechoso (Barcelona, nº 5, 2009). La versión en español de Misael Ruiz se realizó a partir de una traducción literal del texto húngaro.

Versión original en húngaro al final de la entrada.


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Harbach 1944

  

I keep on seeing them: a shaft
rears and the moon is full –
there are men harnessed to the shaft.
It’s a huge cart they pull.

They are dragging a massive wagon,
which grows as the night does,
their bodies split between the claims
of hunger, trembling, dust.

They bear the road, the horizon,
the beet fields shivering,
but only feel the burdening land,
the weight of everything.

Their neighbours’ fallen flesh
seems stuck into their own,
as in each other’s tracks they sway,
to living layers grown.

Villages keep clear of them
and gates avoid their feet.
The distances approaching them
falter and retreat.

Staggering, they wade knee-deep
in the dark, muffled sound
of clattering clogs, as if unseen
leaves carpeted the ground.

Silence accepts their frames. Each face
is dipped in height, as if
straining for the scent of troughs                              
in the sky far off.

And like a cattle-yard prepared
for the herded beasts outside –
its gates flung open violently –
death, for them, gapes wide.



[Harbach, 1944: Los veo una y otra vez: / la luna está llena, se alza un varal; / hay hombres enganchados al varal, / tiran de una enorme carreta. // Arrastran un carro inmenso / que crece con la noche que crece, / y el polvo, el hambre y el temblor / exigen cada uno una parte de sus cuerpos. // Cargan con la carretera, con la tierra, / con los campos de patatas helados, / pero sólo sienten el peso de todas las cosas, / la carga del paisaje. // La carne caída de sus vecinos / parece clavada en la propia, / mientras se tambalean tras las huellas de los otros / en capas vivientes. // Los pueblos los evitan / y las puertas se apartan, / la distancia está ahora frente a ellos, / pero vacila y retrocede. // Titubeantes, vadean hundidos hasta la rodilla / en el oscuro, amortiguado traqueteo / de sus zuecos de madera, / como sobre una alfombra invisible de hojas caídas. // Pero sus torsos se han entregado ya al silencio. / Sumergen sus rostros en la altura, / como estirándose hacia el olor / de abrevaderos muy lejos en el cielo. // Preparada para su llegada / como un corral abierto, / la muerte abre sus puertas con violencia, / de par en par, hasta los goznes.]









The French Prisoner


If only I could forget him, the Frenchman
I saw outside our quarters, creeping round
near daybreak in that density of garden
as if he’d almost grown into the ground.
He was just looking back, peering about him
to check that he was safe here and alone:
once he was sure, his plunder was all his!
Whatever chanced, he’d not be moving on.   
                                                                        
He was already eating. He was wolfing
a pilfered turnip hidden in his rags.
Eating raw cattle-feed. But he’d no sooner
swallowed a mouthful than it made him gag;
and the sweet food encountered on his tongue
delight and then disgust, as it might be
the unhappy and the happy, meeting in
their bodies’ all-consuming ecstasy.

Only forget that body … Shoulder-blades
trembling, and a hand all skin and bone,
the palm cramming his mouth in such a way            
that it too seemed to feed in clinging on.                  
And then the furious and desperate shame               
of organs galled with one another, forced
to tear from one another what should bind them
together in community at last.

The way his clumsy feet had been left out
of all that gibbering bestial joy; and how                  
they stood splayed out and paralysed beneath
the body’s torture and fierce rapture now.                            
And his look too – if I could forget that!
Retching, he went on gobbling as if driven
on and on, just to eat, no matter what,
anything, this or that, himself even.

Why go on? It turned out that he’d escaped
from the prison camp nearby – guards came for him.
I wander, as I did then in that garden,
among my garden shadows here at home.
‘If only I could forget him, the Frenchman’ –
I’m looking through my notes, I read one out,                                 
and from my ears, my eyes, my mouth, the seething
memory boils over in his shout:                    
                                                                                 
‘I’m hungry!’ And immediately I feel            
the undying hunger which this wretched creature                
has long since ceased to feel, for which there is
no mitigating nourishment in nature.
He feeds on me. More and more hungrily!                
And I’m less and less sufficient, for my part.
Now he, who would have been contented once                   
with any kind of food, demands my heart.




[El prisionero francés: Si pudiese al menos olvidarle, a ese francés / al que, cerca del amanecer, vi frente a nuestro cuartel / arrastrándose en la espesura del jardín, / creciendo casi hacia el interior de la tierra. / Miraba hacia atrás, atisbando a su alrededor; / esperaba haber hallado un lugar seguro donde ocultarse: / ¡ahora el botín era todo suyo! / Pasara lo que pasara, no se movería de allí. // Ya estaba comiendo. Engulló el nabo, / que debía haber robado, oculto entre sus harapos. / Comía nabos crudos para el ganado. Pero nada más tragarse / un bocado éste volvió a su garganta; / y el dulce alimento halló en su lengua / deleite y asco, del mismo modo que, / en el insaciable éxtasis de sus cuerpos, / se encuentran el feliz y el infeliz. // Olvidar únicamente ese cuerpo: esos hombros temblorosos, / la mano que era toda piel y hueso; / la palma atiborrando la boca, / alimentándola como si también ella estuviese comiendo. / La vergüenza desesperada y furiosa de los órganos / resentidos los unos con los otros / al verse forzados a arrancarse de sí mismos / incluso aquello que les hacía ser al fin una sola cosa. // Sus torpes pies habían quedado fuera / de la alegría bestial y balbuciente. / Se encogieron y paralizaron bajo el feroz / arrebato de su cuerpo torturado. / Su mirada, ¡si pudiera al menos olvidarla! / Siguió engullendo entre arcadas, / más y más, fuese lo que fuese, / comer cualquier cosa, esto o aquello, ¡incluso a sí mismo! // ¿Para qué seguir? Los guardas vinieron a por él: / había escapado de un campo de prisioneros cercano. / Deambulo ahora, como hacía entonces, por el jardín, / entre las sombras del jardín de mi casa. / Estoy revisando mis notas y leo: / «¡Si pudiese al menos olvidar a ese francés!», / y desde mis oídos, mis ojos, mi boca, / la memoria me grita vívida y ardiente: // «¡Tengo hambre!». E inmediatamente siento / el hambre imperecedera que / esta miserable criatura ha dejado de sentir hace tiempo, / que ningún alimento terrestre puede mitigar. / ¡Se alimenta de mí, cada vez con más hambre! / ¡Y yo le basto cada vez menos! / Él, que se hubiese contentado entonces con cualquier cosa, exige ahora mi corazón.]





 



The Passion at Ravensbrück


One steps clear of the others, stands
in a block of silence, still.
The prison garb, the convict’s scalp
blink like an old film-reel.

Fearful to be a self alone,
the pores are visible,
with everything around so huge
and everything so small.

And that was it. As for the rest –
for the rest, without a sound,
simply forgetting to cry out,
the body hit the ground.




[La Pasión en Ravensbrück: Se adelanta un paso de los otros, / permanece de pie en un bloque de silencio. / El uniforme de la prisión, el cráneo de presidiario / parpadean como en una proyección. // Tiene miedo de su soledad, / se ven sus poros; / todo a su alrededor es enorme / y todo es tan pequeño.// Eso fue todo. Lo demás, / lo demás fue sencillamente / que olvidó gritar / antes de caer al suelo.]





 


On the Wall of a KZ Lager



Where you’ve fallen, you will stay.
In the whole universe this one
and only place is the sole place
that you have made your very own.

The country runs away from you.
House, mill, poplar – every thing
is struggling with you here, as if
in nothingness mutating.

But now it’s you who won’t give up.
Did we fleece you? You’ve grown rich.
Did we blind you? You watch us still.
You bear witness without speech.




[En la pared de un KZ Lager: Ahí donde has caído, quedarás. / En todo el universo, este lugar, / este preciso lugar / es el que has hecho tuyo. // El paisaje huye de ti. / Casa, molino, chopo, / todo lucha contigo aquí, / como si vacilara en la nada. // Pero ahora eres tú quien no cede. / ¿Te cegamos? Nos observas. / ¿Te robamos? Te has hecho rico. / Incluso mudo, mudo, testificas contra nosotros. ]  








Quatrain



Nails sleep in icy sand. A night
of posters drenched in loneliness.
The light outside, you left that on.
It is today they pierce my flesh.




[Cuarteto: Duermen clavos en la arena helada. / Noches empapadas de carteles solitarios. / La luz, la dejaste encendida en el pasillo. / Hoy derramarán mi sangre.]







[Ir a la versión en húngaro]

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JÁNOS PILINSZKY (1921-1981) estuvo alistado en el ejército húngaro durante la segunda guerra mundial. Harmadnapon (On the Third Day, 1959) le convirtió en testigo de los horrores de la Europa de mediados del siglo XX. Dio igualmente a conocer a un poeta austero que podría describirse como existencialista y cristiano. Su última obra es más concentrada y enigmática, pero de un impacto menos inmediato. En inglés, se han publicado dos selecciones de su poesía: Selected Poems, traducidos por Ted Hughes y János Csokits (Carcanet, 1976) y Crater, traducido por Peter Jay (Anvil, 1978). Ambas versiones se fundieron acertadamente en The Desert of Love (Anvil, 1989). Los poemas que publicamos pertenecen al libro Passio: Fourteen Poems, traducidos por Clive Wilmer y George Gomori (Worple Press, 2001).

CLIVE WILMER (Harrogate, 1945) es profesor en el Sidney Sussex College de la universidad de Cambridge. Su obra poética reunida, desde su primer libro, The Dwelling-Place (1977), hasta Report from Nowhere (2011) está recogida en New and Collected Poems (Carcanet, 2012). Ha traducido a los poetas húngaros Miklós Radnóti, János Pilinszky y György Petri, entre otros, en colaboración con George Gömöri. Puede escucharse una selección de lecturas de sus poemas por el propio autor en The Poetry Archive.

GEORGE GÖMÖRI (Budapest, 1934). Exiliado al Reino Unido en 1956, es profesor de literatura polaca y húngara en la Universidad de Cambridge. Es autor de doce libros de poesía en húngaro, tres de los cuales han sido traducidos al inglés. Ha traducido a los poetas húngaros Miklós Radnóti, János Pilinszky y György Petri, entre otros, en colaboración con Clive Wilmer.

MISAEL RUIZ (Bruselas, 1960) es autor de los libros de poesía El hueco de las cosas (Trea, 2010), Todo es real (Pre-textos, 2017; premio Antonio Oliver Belmás) y Una idea de mundo (Animal Sospechoso, 2022). Ha traducido, entre otros, la obra de George Herbert (con Santiago Sanz, Premio Ángel Crespo de Traducción, 2015).