miércoles, 19 de octubre de 2022

Aleisa Ribalta / Jugando a los dados







Aleisa Ribalta



























[…] se dan cita personajes que se mueven entre la historia y la leyenda, la literatura y el mito. La diosa del Yangtsé, Odiseo y Penélope conviven con los taínos, la madre de Tesla y la mujer del Dr. Bach; un espacio donde lo irreal cobra cuerpo y lo real se diluye. Conviven también con una voz en apariencia autobiográfica pero que, no obstante, podría ser la de cualquiera de nosotros parados frente al amor o el desamparo. Navegando a contracorriente, de costado a su tiempo, Ribalta Guzmán vuelve a la poesía como zona sagrada; como veneración a las posibilidades plásticas de la palabra. También lo sagrado como consagración, es decir, como intento de dotar de significación al mundo. Desde esa significación, funda una cosmogonía propia, con sus claves y secretos particulares […].
Kelly M. Grandal




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Arigato


A José Adrián Vitier, nieto de poetas

A cree que lo sabe todo.
Y he ahí el encanto de A.
A, que también podría
llamarse X, vuelve de su TAO,
surco y espiral, karma:
nos reencontramos.

A, que está roto por dentro,
al vuelo, se compone.
Llega con una jaula
hecha de güines,
pone a cantar un tomeguín.
Vamos pa’l monte
(me dice con lascivia).


A tiene una cámara
desde donde empuña
catalejo, merjet.
Hueco para mirar
el mundo juntos.
Tiene dentro la luna.


Acullá fieros rondan:
los duendes,
los demonios,
lo obscuro…
como a todos.


Ni héroe
ni antihéroe.
Ni víctima
ni verdugo.
Un buen tipo
¡además!


Rama
hoja
corteza
(necesaria).


Un musgo
fino
cubriendo
el árbol
que intacto
observa
su ilusión
de loto
sentado
en su bondad.


Pero me alcanza…
Dispara
fulmina
(revelando)
en el mismísimo
centro
de mi
soledad.





Fúndeme con tu arcilla


una mano como las raíces de un árbol
un vaso campaniforme lleno de huesecillos de ignorancia

Clara Janés


Toda la Poesía al horno
una mezcla de lodo
dudosamente maleable
inasible la puta
no se deja besar


En setenta ánforas
vacías
recurren
Aquiles y Áyax
jugando a los dados


qué de cántaros
mudos
en el Tiempo


Uno sólo puso
sobre masa templada
lanzas en V
escudos a un lado
un cuatro Aquiles
un tres Áyax


Pentesilea fulminando con sus ojos
al del talón ya menos vulnerable
mirando altiva
sangra
grácil y blanca
como
ninguna
¿atravesada por qué lanza?
¿qué tendría la arcilla?


Huele fresca la rúbrica
sobre lécito en negro
«Exequias me hizo»





Annona squamosa


A mi abuelo José de la Caridad Guzmán


Cuando el abuelo sembró
jaspeada y larga
la semilla
no sabía que plantaba
el Yggdrasil
Era el árbol más nuestro
allí nacimos todos
de él nos colgábamos
para parecer
monos en las fotos


La vida gustaba
de tarde en tarde
de colgarse
como nosotros
al anón del patio
Allí sucedía
en todo su esplendor
germinaba
nos la podíamos
comer feliz


El viejo juez sacaba
día tras día el taburete
lo recostaba al tronco
bajo la misma sombra


A los cinco años de plantado
ya daba buenos frutos
casi cincuenta
todos igual de dulces
porciones del paraíso


Compartía el abuelo
sus anones
cómo esconder
aquel olor dulzón
en el patio interior
de un suburbio
lleno de niños


Si entrábamos por el callejón
(allí frente a la casa
de Andrés el de Jimagua)
era parada obligatoria
aquel árbol pequeño
que paría demasiado


Desde el portal sabía la abuela
que cosechábamos
los frutos con que el viejo
saboteaba sus almuerzos
Quítense el uniforme
que el anón mancha
dejen eso para el postre


Pero nosotros
embadurnados hasta la vida
no entrábamos a la casa
porque para qué comerse
la harina de la abuela
si el anón era la ambrosía
suerte de puño rugoso
que llenaba panza
y nos ponía líricos


Una vez el abuelo nos contó
lo del diamante
¿Qué? ¿Es una piedra?
Sí, claro
hay que pulirlo
¿Y eso cómo se hace?
Mucho trabajo decía el abuelo
pero vale la pena.





Wichi a Cofiño desde el más allá


Las ventanas, usted y esas ridículas maneras de soñar
el árbol es más huérfano dentro de una ventana
el trino abandona para siempre al pájaro
para el que desde la ventana le observa
y sabe que no es sordo del todo
y el mar, siempre el pedazo de mar aquel
que no nos sirve para nada
dentro de una ventana
La muchacha que por allí se pasea, va y viene
desaparece, intermitente como el amor…
¡Latido! ¡Sería bueno que se quedara
pero es una ventana!
Cinética del que sueña preso
hiperrealismo non sense
La sensación de aprehensión no tiene remedio
Usted se quedará solo y lo sabe
a menos que la muchacha le descubra
in fraganti, mirándole
y por unos minutos,
con mar y todo,
desaparezca la ventana.






Manual del nómada desorientado


Pasear por una ciudad que no te pertenece,
tiene sus encantos y sus mañas.
La gente es como es, es diferente
no trates de cambiarla
pero las calles, los muros, los conocidos
arcos del triunfo, tienen un historia común,
sudores y sangres de la misma composición
que la tuya, recuerdos que más o menos se parecen.
Los bares son también lo mismo.
Si pides un té, un cortado, o simplemente un café,
sera igual estés donde estés.
Y hasta te cobraran casi lo mismo,
al cambio por supuesto.
Los parques y las plazas
serán gemelos de los de tu ciudad,
respirarás un aire parecido,
sonreirán los niños como siempre,
los perros harán lo suyo en los árboles,
las aves se posarán en los mismos lugares,
y los abuelos entre distraídos y absortos,
verán correr a los nietos,
sostendrán en una mano la correa del perro,
e intentarán dar de comer a las palomas,
con un poco de arroz y de nostalgia en la otra mano.


Si buscas el mar, verás la gran masa azul,
insondable y perenne desde que el mundo es mundo.
No hallarás nada distinto.
El inmenso mar es eso: la vieja composición
de hidrógeno y oxígeno, combinados dos a uno,
que estará quieta o voluble según el día,
fría o cálida según el tiempo,
y esto es así en todos los mares
y todas las ciudades.
Resumiendo: nada cambia,
también tú eres el mismo,
digas lo que digas,
     hagas lo que hagas,
          vengas de donde vengas.
Y de nada te sirve querer estar en La Habana
o en cualquier otro sitio
porque estás en Barcelona y eres,
uno más entre la gente.






Continuidad del deseo


Y si por algo así
como el milagro del deseo
o el deseo del milagro
o que más da el milagro
si todo lo que hay es
puro y duro deseo
si de repente imaginas
que te espero
o me esperas
allí en el parque
donde nunca hay nadie
ese parque tan triste
que no parece parque


Aquí hago como que no te veo
tú como que no me ves
me siento a tu lado
se llena el parque de flores
de vejetes con perros
pelotas y niños
pajaritos cantando
ah está el parque que trina
de pura vida
lo cual es ideal para un parque
así tan parque solo
que no parece serlo
válganos el decorado
pues por fin nos veríamos
y entre tanta vida
derredor nos besaríamos
seguros de pasar inadvertidos
y el beso sería lo más real
de este sueño
tan irreal como continuo
Estar en un parque
que esta dentro
de otro parque
que a su vez
esta dentro de…


Y para salir del sueño
tendríamos que besarnos
de vuelta de cada uno
de esos parques
hasta no saber nunca
cuál el parque
que soñamos primero
y cuál el último soñado
para siempre sentados
en infinitos los parques
sin saber cuál el cierto
cuál el inventado
y lo peor es decir lo mejor
no pudiéramos salir
nunca de un beso





Un areíto contra Holcan Okot


Esa es Cuba, la isla, la olla puesta al fuego de los trópicos…
Fernando Ortiz


Y dijeron que no querían más puerto que sus brazos
a los llegados por baguá.
¡Oráculos de taínos!
No tuvimos pirámides, solo burdas casitas
en barro amasamos el casabe
con los hijos procreamos
tan mansos íbamos por la playa
desnudos recolectando abalorios
hasta que un día
nos quemaron vivos.


¡Oráculos de mayas!
¿qué mundo era ése
del que presagiaban el final?
sus secretos en ruinas
brillantes ingenieros
el agua sigue recorriendo
canales que nadie se explica
cómo las construyeron
Las ruinas ahí
tal vez, para contarlo…


No tuvimos pirámides
no tenemos ya nada
solo ruinas sin nada que contar.
La historia nos dejo muy mal parados
nunca fue todo el oro del río
canjeable, si es que existió
por esas absurdas bolas de colores.


¿Y si intentamos lo que los ancestros?
calentarnos debajo de una choza
alimentar los hijos
salir a recorrer la playa
al huacal Jaiba y Rabirrubia
Una caracola a cada oreja
por posesión el mar.


Igual sí que podemos vengar a los Taínos
de ellos no quedo ni rastro
de nosotros ¿tampoco?






Tres lindas cubanas


…y el infinito azul arriba con sus nubes blancas
y una paloma se esconde en la nube.
Vuelo en lo azul. Me entristece la impaciencia. Saldremos mañana.

José Martí, Diario de campaña


I


un todus multicolor
barrancolí cartacuba pedorrera
plumaje de ave
pequeña
cantora todo el arcoíris
en ella su canto
verde rojo azul
blanco etcétera
tanto color no es puro cortejo 
ni resultado de selección natural
alguna
sabemos que el todus pertenece 
a especie única y sin subespecies
de ahí su rara hermosura


II


un priotelus temnurus tocororo
trogón
guatiní su latido
resonancia aire contenido lamento
primo del quetzal 
su buche rojo
henchido exuberante dilatado
sabemos que el tocororo
sufre/aprende/tiñe
con mucha sangre 
su pecho 
que baja 
el dolor sublimado 
al vientre 
de ahí su endémica tristeza



III


reinita azulada
setophaga caerulescens
la bijirita migra
a costa de isla
ama/divaga/hiverna
luego prefiere
el dosel de los bosques
dendroica empolla
con ojos cerrados
madre nutre pichón
desnudo
padre da alpiste en pico
a la incubante
portilla joven
busca y rebusca
en el follaje
algún insecto pequeño
a su regreso
visita flores
de norantea guianensis
liba en éxtasis
se junta con todos
pasea extraño comportamiento
de individuo solitario
que únese
a bandadas
de aves mixtas
sabemos
que para consolarse
de ahí su promiscua alegría











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ALEISA RIBALTA (La Habana, 1971). Reside en Suecia desde 1998. Es poeta y coordinadora cultural. Ingeniera de profesión, se desempeña como docente de asignaturas demasiado técnicas y no directamente relacionadas a la literatura como: Diseño de Interfaces Gráficas, Diseño Web y Programación de Aplicaciones. Escribe desde muy joven mayormente poesía. Talud (Ekelcuá Ediciones, 2018) es su primer poemario que apareció traducido al catalán recientemente en la edición bilingüe Talús / Talud (bokeh, 2018). Publica en Chile su segundo poemario Tablero (Verbo Des-nudo, 2019) al cuidado del poeta Gino Ginoris.








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