lunes, 15 de mayo de 2023

  

Miriam Reyes / Extraña manera de estar viva






                                                                                  Miriam Reyes




Mi escritura parte del cuerpo (de todo el cuerpo, no solo de la herida). El cuerpo es mi materia, lo que soy. Mi vientre es mi mundo interior

El cuerpo es misterio. Lo aparente no es más que el caparazón del cuerpo. Una cáscara que se arruga con el tiempo, como una fruta; le salen manchas, se ablanda, se deforma. Mi cuerpo desnudo está aquí y no en otra parte

En mi cuerpo está la memoria, tiene un espacio en mi cerebro pero también en mi carne. Así el lenguaje. Estas palabras son mi cuerpo. Una propiedad que me posee un refugio que me deja a la intemperie. 

El cuerpo es intertextualidad. Huele a lo que come. Muta al contacto con otros cuerpos. 

La anidación de cuerpos es un estadio temporal. A menudo nuestros cuerpos son duros muros paralelos que se quitan la luz. 

Todo cuerpo es grave, conoce la atracción inevitable de la materia hacia la materia, de un cuerpo hacia otro cuerpo y de un cuerpo hacia sí mismo. 

Todo cuerpo es leve, se separa de otros cuerpos y de sí mismo, borra la memoria. Se desvanece. 

No lo es todo pero es todo lo que tengo. A veces, ni eso. A veces, soy la pura humedad que un día caló los huesos que tuve

El cuerpo fijado por el lenguaje, permanecerá como imaginación. 

[Fragmentos para una poética]


_____________








I


ensayamos formas de remendar
lo que podría sufrir desgarro

detenido en el vano de la puerta
tiembla el cuerpo presintiendo

del punto que hubiera atravesado el anzuelo
gotea vaticina y desmaya la sangre



II


he proyectado sobre mi exigua experiencia de ti
mis experiencias de otros
el primer trecho es hermoso:
los pulmones los ojos el corazón y el sexo
se inflaman palpitan y aplauden
vibra el cerebro y resplandece.

avanzaba por ese camino
suspendida sobre las cabezas como lengua de fuego
cuando he recordado adonde podría conducir
ya sabes: a ese lugar de dolor insoportable.

no es extraño que a menudo se elija pasear por un parque
existiendo la posibilidad de perderse en un bosque
¿no te parece?

espero que se entienda: quiero decir: tú eres un bosque:
difícil encontrar un claro en ti
y sentarse
difícil no tener miedo en ti
cuando llega la noche
y todo es aullido



III


y aún así (o precisamente por eso) lo haría
pasaría la noche en lo frondoso
dejando a la vida subirme por las piernas
picarme morderme cagarme encima
los dientes la zarpa el aguijón de la vida
el olfato húmedo la fruta rompiendo en mi cabeza

                                                                                                [Inédito]







Te tengo 
todo marcado 
como un yacimiento arqueológico.
No es extraer los restos de ti lo que persigo
–ruinas de una ciudad tallada en la arenisca–
lo que quiero es penetrarte
taladrar la piedra de tu cuerpo
y este sexo cóncavo
se vuelve inútil para mi deseo.

Cavo en tu ombligo
para entrar por el flujo de tu sangre.
Vacío mi espíritu como aire en tu boca
y te observo respirarme.
Ya sé que no necesito de piel para tocarte
no es eso
lo que yo quiero es hacerme
una cueva en tu cuerpo.

Flexiono tus rodillas bajo mis axilas
como los brazos de un taladro.
Las aceras que rompo
son las de tu calle.

Con mis pestañas barro
el polvo que levanto de tu frente
y no me detengo hasta que soy tú
y tu sexo es el mío hasta que soy yo
quien está dentro.

                                                [De Haz lo que te digo








El río es un dios pardo dicen
de su divinidad yo solo veo
agua y tierra arrastrada por el agua

bajo mi cama el dios pardo insinúa
que mi casa no sea un barco de papel
es una cuestión de pliegues

aparcada junto al río mi cama
no es a prueba de lobos ni de crecidas
no proyectó ningún arquitecto mi casa

sin paredes que me quiten la luz
con vistas al dios pardo cartón y artritis reumatoide
podría ser tu cama de repente

de repente un día desperté y allí estaba el río
con ese color de lodo de cloaca de dios pardo
y las articulaciones y los huesos aullándole

mi antigua casa era a prueba de lobos
toda de ladrillos hasta el tejado
hermosa de nada me protegió

antes estaba en otro sitio y ahora estoy aquí
con el río que me susurra por las noches
sus siluros sus simas sus ahogados

–los lobos no se interesan–.

                                                              [De Haz lo que te digo








Cómo avanzar a la par que el paisaje.
Ayudaba la humedad a llevar la aridez de dentro
yo no la veía pero había ahora no hay ayuda externa.
La aridez se extiende y esconde lo que hay debajo:
este lugar y yo este momento y yo
somos una misma superficie.

Sigo diciendo yo pero sé que ahora significa arena y se asienta
sobre los libros los muebles las baldosas
cubriendo la apariencia familiar que solían tener los objetos
y su compañía.

El escenario es así:
cerrada la puerta por dentro
la calle un ejercicio imposible
apenas un rectángulo en cada habitación
algo que está ante mí y de lo que no puedo formar parte
como la vida de los demás o lo que fui.
No lo llamaría ventana.

Nada entra ni sale de aquí.
Aquí era yo
atravesando ciudades y desiertos
sin encontrar nada que pudiera llamar mi lugar o mi atención
o concordar con la realidad al menos en tiempo.
Tiempo de qué
cuando no toca sembrar ni toca recoger
tiempo de nada.

Mientras el paisaje no hace excepciones
el paisaje el paisaje que no se detiene.

                                                                                 [De Haz lo que te digo]








en aquel momento no perdí la inocencia
sino la idea de continuidad
esperar que las series de números
siguieran una progresión lógica

perdí mi nombre las algas
partes imprescindibles de otros cuerpos
por ejemplo el lóbulo de una oreja
tres pares de piernas en el sofá
con sus tres cálidos cuellos
y el hedor de los cerdos
aparcados en la esquina

también esa esquina y todas las demás
hasta perder la ciudad y más allá de la ciudad
donde el camino llevaba a la montaña
y olía a quemado

perdí crecer y reproducirme
hablar en voz alta
el punto de articulación
todo el amor y la posibilidad
de decir lo que pensaba

                                    [De Extraña manera de estar viva








Con tu cuerpo se fueron también las paredes el techo 
el suelo de la casa que nunca poseíste. 
Una casa no es un mérito ni un don 
una casa es una propiedad. 

En agosto tus hijos consumirán sus vacaciones vaciándola 
discutiendo quién necesita más uno u otro recuerdo 
llenando cajas 
oliéndote todavía una vez más por los rincones 
huyendo de los niños que esperan acostados en sus camas 
el beso de mamá que no llega 
en las viejas habitaciones que comienzan a desmontar. 

Después de mucho trabajo 
entregarán las llaves de la última inquilina. 
(Tampoco tus hijos por haber nacido en ella 
tienen algún derecho.) 
La casa no será más que un espacio en su memoria 
para aquel largo corredor donde tus pasos 
seguirán haciendo crujir la madera.

                                                                   [De Desalojos









¿Vas a enseñarme a vivir?
Te dejaré tocar mi colección de cáscaras
compartiré contigo las uñas que guardo en los bolsillos.

Las semillas que nos dieron
son pastillas para dormir
y del ombligo dormido
nos crecen frutales.

Te daré de comer.
Ven.

La tierra prometida es cosa de otros.
Para nosotros la arena:
un paisaje que cambia con el viento

                                                                 [De Desalojos]








No soy dueña de nada
mucho menos podría serlo de alguien.
No deberías temer
cuando estrangulo tu sexo,
no pienso darte hijos ni anillos ni promesas.
Toda la tierra que tengo la llevo en los zapatos.
Mi casa es este cuerpo que parece una mujer,
no necesito más paredes y adentro tengo
mucho espacio:
ese desierto negro que tanto te asusta.

                                                         [De Bella durmiente]







Mi padre enfermo de sueños
en el asfalto incandescente de cien mil mediodías caminados
bajo el sol en vertical
perdió sus pies
y apoyado en sus rodillas sigue buscando
el camino de vuelta a casa.
Mi padre sueña
rendido por el cansancio
que vuelve a su tierra y planta sus piernas y le crecen pies jóvenes
y la savia de su tierra negra le alivia el dolor de las arrugas
y resucita sus cabellos muertos.
Luego despierta en un piso alquilado
a la ciudad de los huracanes de la miseria
y blasfema y maldice y no tiene amigos.

Escondido en la noche
papá llora por las certezas que lo defraudaron.
Del otro lado de su piel
mamá llora por mamá
mamá llora por su casa que ya no habita
y por paz y reposo y risa.

Papá y mamá lloran
cada uno a espaldas del otro en la cama
en el más crudo estruendoso hermoso silencio
que modula en frecuencias infrahumanas
sonidos que se articulan como palabras:
«si aquí no están mis sueños
cómo puedo dormir aquí».
Y que solo yo escucho
con la cabeza enterrada en la almohada.

Concebida de la nostalgia
nací con lágrimas en el sexo con tierra en los ojos con sangre en la cabeza.
No soy lo que soñaron
como tampoco lo son sus vidas.

                                                                                                                  [De Espejo negro]
















_________


MIRIAM REYES (Ourense, 1974) reside en Barcelona. Estudió Letras en la Universidad Central de Venezuela. Ha publicado seis libros de poesía, Espejo negro, Bella durmiente, Desalojos, Haz lo que te digo, Prensado en frío y Sardiña, éste último originalmente en gallego. Desde el año 2001 experimenta con la escritura audiovisual y el recital multimedia. En 2022, publicó Extraña manera de estar viva, Poesía reunida (2001-2021) en la editorial Mixtura. 





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